Deconstruyendo el Brainstorming
La compleja realidad en que vivimos, junto con la urgente necesidad de dar respuesta a muchos de los problemas globales que enfrentamos, hacen imprescindible el trabajo en conjunto para aportar ideas y soluciones innovadoras. Es por esto que las empresas se están enfocando en todas aquellas estrategias que les permitan incrementar su capacidad de innovar. Hoy, las salas de Brainstorming y los espacios destinados a fomentar la colaboración y la creatividad están a la orden del día.
De acuerdo con los especialistas[1], la creatividad en las organizaciones se da en dos niveles: en el plano individual (una combinación de experiencia, motivación y habilidades de pensamiento) y a nivel de grupo, resultado de la sinergia entre los miembros del equipo. Esto es lo que permitiría que el grupo produzca resultados mayores que la suma de sus individualidades.
El método más utilizado para despertar la creatividad grupal es el popular Brainstorming, una técnica introducida por primera vez en la década del 50 por Alex Osborn, un exitoso publicista neoyorquino que creía que las reuniones de trabajo convencionales inhiben la producción de nuevas ideas. Así, Osborn propuso algunas reglas orientadas a estimular el pensamiento original y el método se difundió rápidamente. Tanto, que ha llegado hasta hoy y cuenta con una gran aceptación entre empresas líderes de todo el mundo. Sin embargo, el Brainstorming también tiene sus detractores y es objeto de críticas frecuentes. Veamos por qué.
Cuatro simples reglas
Osborn describió el método de Brainstorming como una técnica mediante la cual un equipo intenta encontrar una solución creativa para un problema específico acumulando todas las ideas que sus miembros puedan generar de forma espontánea; cuantas más, mejor.
Aunque el proceso se desarrolla dentro de un ámbito informal y desestructurado, debe seguir un conjunto de reglas:
- Abstenerse de críticas durante el ejercicio.
- Generar tantas ideas como sea posible.
- Priorizar ideas inusuales u originales.
- Construir sobre las ideas de los demás.
Estas reglas revelan varios supuestos arraigados profundamente en nuestra cultura: que la colaboración grupal nos permite intercambiar ideas libremente y que si se prohíben las críticas se fomentará una mayor creatividad porque las personas no temerán ser juzgadas. Sin embargo, existe una gran cantidad de evidencia que indica lo contrario.
Hay muchos factores que pueden frustrar una sesión de Brainstorming, pero estas son algunas de las razones más comunes y están directamente relacionadas con nuestro comportamiento grupal:
→ Pereza social: es la tendencia de las personas a realizar menos esfuerzo cuando trabajan en equipo que cuando lo hacen individualmente[2]. Este comportamiento, también conocido como “Efecto Ringelmann”, es una de las razones por las cuales los grupos a veces son menos productivos que sus miembros; cada uno tiende a confiar en que sus compañeros harán el esfuerzo necesario para cumplir con los objetivos.
→ Aprensión a la evaluación: se trata de la preocupación por ser juzgado por los miembros del grupo. Por ejemplo, cuando un integrante del equipo percibe que los otros tienen más experiencia, su desempeño y participación disminuyen. Esto es especialmente problemático para las personas introvertidas o menos seguras.
→ Regresión a la media: es un proceso de ajuste a la baja por el cual los miembros más talentosos del grupo terminan igualando el desempeño de sus contrapartes menos talentosas1.
→ Bloqueo de producción: las personas solo pueden expresar una idea a la vez si quieren que otros miembros las escuchen. En estas condiciones, los estudios han encontrado que el número de ideas por persona disminuye a medida que aumenta el tamaño del grupo. Sin embargo, trabajando en condiciones que les permitían verbalizar sus ideas a medida que se presentaban, los participantes producían el doble de ideas que cuando tenían que esperar su turno[3].
→Pensamiento divergente: mientras que los individuos son mejores en el pensamiento divergente, (piensan de manera amplia y generan un conjunto más diverso de ideas), los grupos son mejores en el pensamiento convergente, seleccionando qué ideas vale la pena seguir.
→ Fijación colaborativa: los estudios muestran que los participantes de una sesión de Brainstorming, ya sea consciente o inconscientemente, pueden adherir a una sola idea o posibilidad bloqueando el resto, lo que conduce a una conformidad de ideas[4]. Esta tendencia psicológica reduce la posibilidad de encontrar soluciones originales.
→ Falta de disenso: una variedad de estudios demuestra que el disenso genera un pensamiento más flexible y abierto, lo que conduce a resultados menos uniformes y más creativos. Obliga a las personas a informarse y explorar opciones que de otro modo no hubieran sido detectadas. Las reglas sobre cómo pensar creativamente pueden ser contradictorias con el pensamiento libre que constituye los cimientos de la creatividad6.
Las alternativas
Una forma de optimizar el Brainstorming es ignorar el límite tradicional a las críticas y abrir la sesión a un debate saludable. Charlan Nemeth, profesor de Berkeley, descubrió en una serie de estudios que la crítica puede mejorar la calidad y cantidad de ideas creativas viables[5]. La crítica provoca un mayor compromiso con los puntos de vista de los demás y obliga a las personas a reevaluar constantemente sus propias ideas.
Osborn pensó que la imaginación se ve inhibida por la crítica, pero el trabajo de Nemeth y varios otros han demostrado que se puede prosperar en el conflicto. La crítica permite ir más allá de la superficie y proponer ideas superadoras.
No obstante, existen alternativas que pueden ser más ricas y variadas para adaptarse a todo tipo de grupo y organización.
→ Brainstorming individual. Algunos estudios han demostrado que las personas generan más ideas cuando trabajan por separado y luego se juntan en lugar de trabajar en grupo[6]. Se les puede dar a los participantes varios minutos al comienzo de la sesión para que escriban en silencio tantas ideas como sea posible y luego seguir con una ronda en la que cada uno lee una de las ideas de su lista. Esto evita la pereza social, el bloqueo de producción y la falta de participación por aprensión a la evaluación.
→ Brainstorming on line. Se realiza de forma virtual, por lo que las personas pueden conectarse desde diferentes ubicaciones geográficas. Los usuarios pueden utilizar una aplicación ad hoc que crea una lista compartida de ideas a través de Internet, pero también se pueden utilizar otro tipo de herramientas convencionales tales como el correo electrónico, aplicaciones de mensajería o plataformas de videoconferencia.
La protección de la pantalla mitiga muchos de los problemas del Brainstorming tradicional. Incluso, en algunas modalidades el anonimato se garantiza mediante el uso de avatares.
→ Brainswarming. Se trata de un método silencioso ideado por el psicólogo cognitivo Tony McCaffrey en el que los participantes contribuyen con sus ideas a través de notas cortas en un gráfico estructurado. A su propio ritmo y de forma individual, los miembros del grupo agregan y construyen ideas creando un gráfico de soluciones que crece dinámicamente.
No es necesario que los participantes estén todos juntos; se puede realizar de forma anónima y la sesión no se limita a una sola reunión. Esto permite tener el período de incubación mental que falta en el Brainstorming tradicional.
La importancia del espacio
La elección del método para colaborar creativamente es fundamental, pero el diseño del espacio para hacerlo no es un tema menor. El entorno físico debe apoyar los procesos cognitivos de la creatividad.
Las tradicionales salas de reuniones con mesas y sillas rígidamente ordenadas no son lo suficientemente inspiradoras ni permiten la libertad necesaria para este tipo de proceso. Los espacios para un Brainstorming efectivo deben ser lo suficientemente flexibles como para permitir tanto el trabajo en equipo como el individual.
Un ambiente informal servirá para que los colaboradores se sientan cómodos y las ideas fluyan: asientos tipo lounge, otomanas, almohadones, mesas altas con taburetes para cambiar de postura, mesas con ruedas para reorganizar fácilmente el espacio y muchas superficies para escribir y dibujar.
El color se debe usar de forma estratégica para activar los procesos mentales y reforzar la sensación de confort. Se sabe que los tonos intensos y vibrantes tienen un efecto estimulante y su uso resulta muy apropiado en áreas de colaboración.
[1] CHAMORRO-PREMUZIC, T. (2015): “Why Group Brainstorming Is a Waste of Time”. Harvard Business Review.
[2] KARAU, S. J. & WILLIAMS, K. D. (1993): “Social loafing: A meta-analytic review and theoretical integration“. Journal of Personality and Social Psychology.
[3] DIEHL, M. & STROEBE, W. (1987): “Productivity loss in brainstorming groups: Toward the solution of a riddle”. Journal of Personality and Social Psychology,
[4] KOHN, N., & SMITH, S. (2011): “Collaborative fixation: Effects of others’ ideas on brainstorming”. Applied Cognitive Psychology.
[5] NEMETH, C. & FEINBERG, M. (2008): “The “Rules” of Brainstorming: An Impediment to Creativity?”.
[6] COURAGE, C. & BAXTER, K. (2005): “Understanding Your Users”.
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