Un espacio para la salud mental
El entorno construido puede ser una poderosa herramienta para ayudar a mejorar las condiciones de salud mental de las personas.
De acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es un estado de bienestar en el que la persona desarrolla sus facultades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad. Tanto la salud mental como el bienestar en general son fundamentales para desplegar nuestra capacidad de pensar, de manifestar sentimientos, de interactuar con los demás, de trabajar y de disfrutar de la vida. Es una condición vital en todos los ámbitos de la actividad humana.
Pero, desafortunadamente, los trastornos mentales se están convirtiendo en un motivo de seria preocupación en todo el mundo ya que representan, aproximadamente, el 15 por ciento1 del total de las enfermedades e impactan mayormente en los adultos jóvenes, el sector más productivo de la población.
Actualmente, los trastornos mentales han reemplazado a los problemas musculoesqueléticos como la principal causa de ausencia por enfermedad e incapacidad laboral a largo plazo en la mayor parte de los países desarrollados. Las enfermedades que se observan con más frecuencia (depresión, ansiedad, estrés, adicciones, etc.) son trastornos tratables que, en algunos casos, se pueden prevenir2.
Otra causa de preocupación es la relación entre la salud física y la salud mental. Las personas con trastornos mentales tienen un riesgo más elevado de sufrir una enfermedad física debido a la disminución de la función inmune, a conductas poco saludables, al incumplimiento de las prescripciones médicas, etc. Además, quienes padecen enfermedades físicas crónicas tienen más probabilidades de sufrir trastornos mentales3.
Pero, hoy en día, una crisis de salud mental se avecina en el horizonte.
Si antes de la pandemia de COVID-19 los problemas de salud mental ya se estaban volviendo más frecuentes, ahora los desafíos parecen muchos más importantes: la evidencia sugiere que el aislamiento genera trauma. Un estudio realizado sobre la relación entre los desastres y la salud mental descubrió que el aislamiento social o la cuarentena pueden ser traumatizantes. El dato relevante es que el 25% de las personas que atraviesan esa situación experimentan un Trastorno de Estrés Postraumático4.
Porque lo cierto es que una pandemia no es solo un fenómeno médico o epidemiológico. El cierre de los lugares de trabajo obligó a las personas a quedarse en sus casas para ayudar a romper la cadena de transmisión y a trabajar de manera remota, a veces de manera improvisada. El aislamiento, la incertidumbre y el temor han provocado trastornos de todo tipo (ansiedad, estrés, depresión, etc.) que van a tomar tiempo en sanar, aun luego de que se retomen las actividades. Regresar a la oficina no necesariamente mejorará el estado mental de los empleados, pero tenemos herramientas para afrontar la situación.
Cómo promover la salud mental a través del diseño
Los factores determinantes de la salud mental incluyen no solo las características individuales sino también factores sociales, culturales, económicos, ambientales y laborales. Y, sin lugar a dudas, una de las áreas clave que afectan nuestra salud mental es el ambiente de trabajo, un lugar donde transcurre gran parte de nuestra vida. Existen evidencias de que algunas condiciones del trabajo (que incluyen el entorno psicosocial y físico) pueden aumentar el riesgo de causar o exacerbar trastornos tales como ansiedad, depresión y agotamiento5.
Dentro de las condiciones laborales se identificaron algunos factores que pueden contribuir al desarrollo de enfermedades mentales: las altas demandas laborales, el escaso control sobre las tareas, el desequilibrio entre el esfuerzo y la recompensa, el acoso, la discriminación, etc.6
Sin embargo, además de las influencias psicosociales, existe otro factor igualmente importante para el bienestar de los trabajadores: las características físicas del espacio. El entorno construido es una poderosa herramienta para ayudar a mejorar las condiciones de salud mental de las personas.
Abordar eficazmente el diseño de los espacios de trabajo teniendo en cuenta los trastornos mentales de nuestra época significa valerse del conocimiento científico actual. Así podremos aprovechar aquellas características espaciales que son probadamente capaces de promover un mejor estado cognitivo y emocional.
Algunas estrategias de diseño para promover la salud mental incluyen las siguientes:
→ Ofrecer una variedad de opciones espaciales permite que los trabajadores puedan elegir el entorno más apropiado para su tarea y condición. Algunas personas pueden necesitar minimizar la distracción y la estimulación sensorial o el contacto social.
→ Minimizar el desorden visual y crear zonas despejadas ayuda a disminuir la sobreestimulación. Una investigación encontró que el desorden eleva los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Cuando estos niveles se sostienen a lo largo del tiempo pueden provocar ansiedad y depresión7.
→ Integrar el concepto de Biofilia en el diseño del espacio de trabajo. El contacto con la naturaleza tiene efectos restauradores sobre las personas, especialmente frente a altos niveles de estrés y ansiedad. El contacto con el ambiente natural produce bienestar físico y emocional, mejora la recuperación ante el estrés, evoca emociones positivas, facilita la creatividad y beneficia el funcionamiento cognitivo de alto nivel8. Algunas de las estrategias de diseño orientadas a restaurar ese vínculo son: presencia de vegetación y agua, vistas al exterior, variedad de estímulos sensoriales, uso de patrones biomórficos, materiales y colores naturales, etc.
→ Proporcionar suficiente luz natural para respetar los ritmos circadianos del organismo. La exposición a la luz natural sirve para equilibrar nuestros niveles de serotonina (ligados al estado de ánimo) e inhibir la producción de melatonina (hormona que regula el sueño). Cuando hay un desequilibrio de serotonina y melatonina se altera el patrón de sueño-vigilia con consecuencias en nuestro estado de ánimo y rendimiento cognitivo. Las personas que no reciben una cantidad de luz solar suficiente pueden padecer el ‘Trastorno Afectivo Estacional’ (TAE), también conocido como depresión invernal, que por lo general surge en otoño y desaparece en primavera9.
→ Brindar espacios para dormir la siesta. El estado de alerta varía cíclicamente en un lapso de 24 horas, con el registro más bajo de actividad entre las 3 y las 5, y las 15 y las 17 horas. Esto significa que estamos biológicamente predispuestos para dormir a media tarde10. Una siesta corta puede mejorar el rendimiento laboral mientras que la falta de sueño produce ansiedad, estrés, depresión y otros problemas de salud.
→ Mejorar las oportunidades de restauración a través de programas basados en una combinación de Mindfulness, Yoga, Tai Chi, Qigong y otras disciplinas enfocadas en el equilibrio del cuerpo y la mente, brinda una forma eficaz de reducir el estrés11. Los estudios demostraron un alivio de los síntomas negativos asociados con la ansiedad, la depresión y el dolor, así como también mejoras en la salud general. El ambiente de trabajo debe contar con espacios dedicados para apoyar estas prácticas.
Un párrafo aparte merece el contexto de la pandemia de COVID-19 que estamos atravesando. Todos sabemos que existen grandes preocupaciones sobre nuestra salud física y la de nuestros seres queridos; de hecho, el temor sobre una posible exposición al coronavirus en el regreso a los lugares de trabajo podría hacer que una fuerza laboral ya ansiosa se sienta aún más aprensiva.
Brindar un entorno físico seguro es esencial para que los empleados se sientan tranquilos. En ausencia de una terapia o de la disponibilidad de una vacuna para todos, las organizaciones deben hacer lo posible para evitar la propagación del virus. Crear y comunicar adecuadamente protocolos eficientes para el mantenimiento y la utilización del espacio físico enfocados en cuidar a los trabajadores será la mejor terapia para conservar la salud mental en este momento de crisis.
Referencias:
1 ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (2005): “El contexto de la salud mental”.
2 HARVEY, S.B. et al. (2017): “Can work make you mentally ill? A systematic meta-review of work-related risk factors for common mental health problems”.
3 ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (2005): “El contexto de la salud mental”.
4 SPRANG, G., & SILMAN, M. (2013): “Posttraumatic Stress Disorder in Parents and Youth After Health-Related Disasters”. Disaster Medicine and Public Health Preparedness.
5 HASSARD, J. et al. (2011): “Mental health promotion in the workplace – A good practice report”. EU-OSHA .
6 HARVEY, S.B. et al. (2017): “Can work make you mentally ill? A systematic meta-review of work-related risk factors for common mental health problems”.
7 SAXBE, D.E. & REPETTI, R. (2019): “No Place Like Home: Home Tours Correlate With Daily Patterns of Mood and Cortisol”.
8 WILSON, E.O. et al. (2013): “The Biophilia Hypothesis”.
9 CHRISTOFFERSEN, J. (2011): “The importance of light to health and well-being”.
10 ROSEKIND, M. (2014): “The Science of Sleep”.
11 WANG, Y.T. et al. (2017): “Tai Chi, Yoga, and Qigong as Mind-Body Exercises”.