Cómo cuidar la energía
En el lapso de casi dos siglos, la energía eléctrica se ha convertido en una de las tecnologías más disruptivas de la historia.
Ha transformado totalmente la vida de las personas, la industria y la economía permeando todas nuestras experiencias cotidianas, desde el funcionamiento de servicios básicos tales como el suministro de agua potable, hasta el acceso a Internet. La electricidad se volvió tan esencial en nuestro día a día que no concebimos la vida sin ella.
Porque lo cierto es que la electrificación cambió profundamente nuestra civilización. La iluminación eléctrica, por ejemplo, permitió mantener la actividad durante la noche en las fábricas y las ciudades con la consecuente modificación de nuestros ritmos biológicos, incluidos los momentos dedicados al trabajo, el ocio y el descanso. La llegada de tecnologías tales como el ascensor también transformó el paisaje urbano al permitir el crecimiento de los edificios en altura y no solo en horizontal.
De igual manera, la energía eléctrica tuvo un gran impacto en la morfología de la planta de los edificios de oficinas. Cuando el aire acondicionado y la iluminación artificial se convirtieron en norma, su superficie pudo alcanzar dimensiones que antes estaban limitadas por el acceso a la ventilación y la luz natural.
En definitiva, el moderno edificio de oficinas tal como hoy lo conocemos, es producto de la alta disponibilidad de energía a bajo precio de la que, hasta hace poco, veníamos gozando. Sin embargo, este recurso al que solemos dar por sentado –especialmente en las grandes ciudades del mundo desarrollado– puede estar en riesgo y poner en peligro el desarrollo normal de todas las actividades.
¿Un recurso en peligro?
En el mundo actual, casi todos los servicios esenciales dependen de la electricidad, desde los sistemas financieros y las redes de comunicación hasta la provisión de agua potable y combustible, el funcionamiento de las señales de tráfico y las redes de transporte. Sin electricidad, el aire acondicionado y los sistemas de calefacción dejarían de funcionar, no tendríamos acceso a medicamentos, alimento ni agua limpia, y la actividad comercial se paralizaría.
La infraestructura moderna y nuestra forma de vida dependen completamente de la electricidad, por eso es importante comprender cuáles son sus puntos débiles y los riesgos que enfrenta este recurso sobre el que hemos edificado una civilización entera.
De acuerdo con un informe de Brookings Institution[1], existen varias tendencias convergentes que están acelerando una cantidad de cambios de gran alcance en la disponibilidad de la energía eléctrica:
- El precio de la electricidad. Se espera que siga aumentando considerablemente durante las próximas décadas en comparación con los valores de los últimos 50 años.
- Los ataques de ciberterrorismo o ataques físicos a la infraestructura energética pueden desactivar las redes eléctricas en un rango de gran alcance. Una encuesta reciente del Congreso de los EE.UU. reveló que muchas empresas de servicios públicos informan estar sujetas a este tipo de hostilidades de manera frecuente o constante.
- La ocurrencia cada vez mayor de fenómenos extremos. Los huracanes e inundaciones inusualmente intensos están obligando a las empresas proveedoras a invertir más recursos en la resiliencia y confiabilidad de las redes. También pueden producirse cortes de energía debido a terremotos y tormentas geomagnéticas provocadas por enormes erupciones del Sol o eyecciones de masa coronal que envían un aluvión de partículas cargadas a través del espacio, la cuales pueden sobrecargar y hacer fallar las redes eléctricas. Algunos eventos no se pueden predecir y la naturaleza compleja e interconectada de las redes eléctricas las tornan muy vulnerables a ciertas fallas.
Los cortes de energía generalizados y duraderos nos han tocado de cerca y sabemos lo que significan. En junio de 2019, casi todo el territorio de la Argentina, Uruguay y Paraguay se vio afectado por un corte que dejó sin electricidad a casi 40 millones de personas. Sin embargo, estos eventos son menores en comparación con el tipo de interrupción que los expertos temen en el futuro, sobre todo frente a la creciente demanda de energía por parte de una población cada vez más numerosa y al uso intensivo de las nuevas tecnologías[2].
El profundo impacto que estos eventos pueden tener en las empresas y las personas significa que es más necesario que nunca planificar también para este tipo de riesgos a fin prevenir y mejorar la resiliencia de nuestras organizaciones frente a la amenaza de un blackout prolongado.
Cómo mejorar el uso de la energía en la oficina
Proteger nuestro negocio ante la posibilidad de interrupciones eléctricas es un punto clave para asegurar la continuidad de la operación, aun en situaciones extremas. Las empresas pueden adoptar algunas de estas medidas para ayudar a prevenir o moderar estas contingencias, evitando la sobrecarga innecesaria de las redes:
→ Diseñar para optimizar el ahorro energético. El aire acondicionado y la iluminación son los sistemas que más energía demandan en el lugar de trabajo. Esto los convierte en las áreas con mayor potencial de ahorro y sobre las cuales es preciso enfocar los esfuerzos.
La eficiencia energética de un espacio o edificio de oficinas depende de varios elementos y comienza con el diseño. Factores tales como la morfología (geometría, altura y profundidad de la planta), la orientación, la aislación térmica de la envolvente, los detalles constructivos, el perímetro de aventanamiento y las características de las aberturas, entre otros, determinarán las posibilidades de ahorro y control térmico y lumínico.
Pero, el layout también es importante. Algunas estrategias de diseño tales como el uso de frentes vidriados en los espacios cerrados y la utilización de paneles bajos en las estaciones de trabajo (o la ausencia de estos) promueven al máximo el uso de la luz solar. Definir una zonificación que privilegie la iluminación natural ubicando las áreas operativas sobre el perímetro de la planta también representa una excelente estrategia. En las oficinas cerradas o salas de reuniones se pueden implementar algunas soluciones de cerramiento vidriado que permiten el paso de la luz natural sin perder privacidad, con un excelente nivel de transmisión lumínica que puede rondar el 85 por ciento.[3]
La elección de los materiales para aprovechar sus propiedades también será crucial. Por ejemplo, la inercia térmica del hormigón permite almacenar la energía térmica en el interior del edificio en invierno mientras que impide la entrada del calor en verano. El uso de los colores también puede ayudar ya que los tonos claros reflejan la luz y el calor mientras que los oscuros los absorben.
→ Implementar el control inteligente. La implementación de oficinas inteligentes puede generar ahorros significativos de energía a través de la eficiencia energética. Esta tecnología permite hacer el seguimiento constante de los sistemas de iluminación y aire acondicionado, los cuales son monitoreados constantemente teniendo en cuenta el momento del día, las variaciones del clima exterior, el factor de ocupación, la actividad y las preferencias personales.
→ Adoptar el uso de energías renovables y no convencionales. Estos recursos energéticos jugarán un papel cada vez más importante en el futuro ya que son renovables y su uso garantiza la seguridad del abastecimiento energético. En el caso de los espacios y edificios de oficinas, las alternativas incluyen:
- Energía solar: puede ser aprovechada para la producción de calor o electricidad por medio de diversos dispositivos tales como las células fotovoltaicas o los calefones solares.
- En los edificios comerciales, la integración de la tecnología fotovoltaica se puede realizar sustituyendo ciertos materiales convencionales de construcción por elementos capaces de generar energía, los cuales se pueden aplicar tanto en cubiertas (baldosas, tejas, etc.) como en sistemas de fachada (componentes para muros cortina, antepechos, acristalamientos), en construcciones nuevas y en edificios existentes.
- Energía piezoeléctrica: ciertos materiales, tales como el cuarzo y algunas cerámicas, liberan cargas eléctricas al ser sometidos a esfuerzos mecánicos. Esta característica ha permitido, por ejemplo, crear baldosas que al ser pisadas generan energía eléctrica que puede ser utilizada en múltiples aplicaciones. Es ideal para entornos con alto tránsito tales como lobbies de edificios, circulaciones, plazas, etc.
- Energía eólica: La integración de turbinas eólicas en edificios se está transformando en una nueva posibilidad para acceder a energías renovables aprovechando que, en el entorno urbano, la velocidad del viento se acelera en los laterales y por encima de las construcciones.
En el Bahrain World Trade Center, por ejemplo, unos puentes que conectan las dos torres del complejo sostienen tres enormes turbinas de alrededor de 30 metros de diámetro que utilizan las fuertes corrientes de viento acentuadas por la forma de vela que tienen los bordes de los rascacielos. Las turbinas proveen alrededor del 15 por ciento del consumo total de energía de las torres.
- Energía geotérmica: su uso se basa en la gran inercia térmica del subsuelo como fuente de intercambio de calor mediante el bombeo de un fluido; de esta manera, el líquido se mantiene a una temperatura constante que en el invierno resulta templada y en el verano se percibe como fresca en relación con la temperatura ambiente.
Las bombas de calor geotérmicas utilizan entre un 25 por ciento y un 50 por ciento menos de electricidad que los sistemas convencionales de calefacción y refrigeración. Y dado que en general son más eficientes y menos costosas para operar y mantener, el ahorro de energía anual oscila entre un 30 por ciento y un 60 por ciento[4].
[1] EBINGER, C. K. & BANKS, J. P. (2013): “The Electricity Revolution”. Brookins Institution.
[2] GRAY, R. (2019): “What would happen in an apocalyptic blackout?”.
[3] https://www.vasa.com.ar/product/226/
[4] US DEPARTMENT OF ENERGY: “Choosing and Installing Geothermal Heat Pumps”. https://www.energy.gov/energysaver/choosing-and-installing-geothermal-heat-pumps