Espacios exteriores, la otra oficina
El diseño biofílico ha sido ha sido un avance importante hacia la promoción del bienestar en el lugar de trabajo: espacios bien ventilados, abundante luz natural, contacto con la naturaleza, vistas al exterior y la posibilidad de hacer ejercicio físico y actividades que estimulen el cerebro y mejoren el estado de ánimo de las personas.
Hoy, con el retorno nuevamente a la oficina de muchos trabajadores, el siguiente paso lógico parece ser alentar el trabajo al aire libre durante parte de la jornada laboral, una iniciativa que se está imponiendo como una forma segura de interactuar con colegas.
Se trata de una estrategia que muchas organizaciones están poniendo en marcha para ayudar a crear lugares de trabajo más seguros, donde los empleados se sientan cómodos. Y dado que las actividades al aire libre tienen un riesgo mucho menor de transmisión de COVID-19, los espacios exteriores ofrecen una gran oportunidad para que las personas tengan las interacciones humanas que tanto anhelan para ser productivas.
Si bien la idea de incluir espacios exteriores en el lugar de trabajo no es novedosa, hasta hace muy poco solo eran considerados como un ámbito para comer, tomarse un descanso o tener encuentros informales. Sin embargo, cuando están bien diseñados, los espacios exteriores pueden dar soporte a una gran variedad de actividades productivas. Y además de brindar una opción adicional a los entornos tradicionales, también agregan un plus desde la perspectiva del bienestar: los empleados se sentirán más relajados, más productivos y, en última instancia, también serán más creativos.
¿En qué se diferencian las estrategias para diseñar un lugar de trabajo efectivo en el exterior? Además de ser cómodo y productivo habrá que considerar cuestiones tales como la sombra, el viento, las temperaturas extremas y el deslumbramiento. Obviamente, los espacios de trabajo al aire libre tienen mejores posibilidades en climas templados, pero aun pueden ser muy estimulantes en zonas donde solo se pueden usar en ciertas estaciones.
Algunas pautas básicas de diseño
Estas son algunas consideraciones básicas para crear espacios seguros y atractivos que podrán variar de acuerdo con la actividad y la región climática:
Mantener la distancia física. El hecho de estar en el exterior no significa olvidar los protocolos establecidos. Los asientos deben ubicarse de tal forma que garanticen un distanciamiento seguro entre los usuarios.
Brindar protección climática. Es imprescindible contar con elementos que arrojen sombra (árboles, arbustos, sombrillas, parasoles, etc.) no solo para poder ver las pantallas de las computadoras, las tablets y los teléfonos sino también para proteger a las personas de la radiación. Además servirán para resguardarse del viento.
Ofrecer opciones de uso. Además de las conversaciones casuales y la socialización, los espacios al aire libre pueden aprovecharse para realizar reuniones colaborativas o eventos más numerosos, siempre cumpliendo con los protocolos de distanciamiento.
La conectividad es clave. La tecnología móvil es vital para que las personas puedan trabajar mientras se mueven entre el interior y el exterior. El paisaje ya no es un telón de fondo estático; es un escenario activo y participativo.
Proporcionar equipamiento flexible. El uso de equipamiento rodante, liviano y pequeño, que se pueda mover fácilmente, dotará de mayor flexibilidad de uso al espacio sin perder distancia.
Vegetación en cubiertas y muros verdes. Los espacios al aire libre ofrecen una gran oportunidad para incorporar vegetación en una variedad de configuraciones que incluyen la posibilidad de incluirla tanto en cubiertas planas como en muros exteriores.
Los muros verdes son los más sencillos y se pueden desarrollar sobre una pared exterior con plantas trepadoras que enraízan en la tierra y que, a través de sus ventosas o zarcillos, van creciendo verticalmente cubriendo toda la superficie. Los jardines verticales, por su parte, no tienen contacto con la superficie del muro sobre el cual se aplican; el sistema de anclaje se realiza a través de estructuras especiales amuradas a la pared que sostienen las bateas contenedoras de sustrato para las plantas.
Una cubierta verde es una superficie tapizada total o parcialmente de vegetación, que se construye sobre un techo plano especialmente acondicionado. La vegetación escogida debería ser resistente a las condiciones climáticas del lugar, actuar como un tapiz y no requerir mucho mantenimiento. Un techo verde cumple las funciones habituales de cualquier cubierta (protección, estanqueidad, aislamiento térmico y acústico) y además ofrece algunas otras ventajas: ayuda a controlar la temperatura disminuyendo el efecto ‘isla de calor’, mejora el manejo del agua de lluvia, reduce la contaminación ambiental y nos acerca a la naturaleza.
Los beneficios del aire libre
Desde antes de la llegada del COVID-19, muchas empresas líderes han estado experimentando con entornos de trabajo al aire libre para aumentar el compromiso de los empleados y mejorar la atracción y la retención. Pero ahora, esta tendencia se ha vuelto aún más importante: ofrece múltiples beneficios y ayudará a los empleados a sentirse seguros nuevamente en la oficina.
Mejora el bienestar. Dado que pasamos alrededor del 90 por ciento de nuestras vidas en espacios interiores, contar con la posibilidad de trabajar mientras disfrutamos del contacto con la naturaleza y el aire libre proporciona un alto grado de bienestar: ayuda a reducir el estrés, la frecuencia cardíaca, la tensión muscular y la presión arterial; mejora el sistema inmunológico y el estado de ánimo; estimula la actividad física y regulariza el sueño.
La interacción con un entorno más natural también puede cambiar la actitud, el comportamiento y la respuesta psicológica de las personas. En un mundo cada vez más dominado por los avances tecnológicos, el vínculo con la naturaleza provoca efectos positivos tanto para la percepción como para la disposición frente a las tareas.
Aumenta la memoria y la concentración. Investigadores de la Universidad de Michigan encontraron que el rendimiento de la memoria y la capacidad de atención mejoraron en un 20 por ciento después de que las personas pasaran una hora interactuando con la naturaleza[1]. De esta manera queda demostrado que un ambiente más natural, que cuenta con la presencia de vegetación y aporte de luz solar, ayuda a mejorar la actitud de los empleados, tranquiliza la mente y mejora la concentración.
Estimula la movilidad. En el exterior hay muchas más oportunidades para adoptar posturas activas que quizás no se sientan tan naturales en el interior. Tener la oportunidad de combatir el sedentarismo caminando y estando más tiempo de pié ayudará a aliviar la rigidez que se experimenta al estar sentados todo el día sin movernos mucho. Además, las investigaciones muestran que estar sentado por largos períodos de tiempo produce un aumento del riesgo de desarrollar enfermedades que afectan al organismo en general, y eleva el riesgo de mortalidad desde un 15 por ciento (para las personas que están sentadas más de 8 horas al día) hasta un 40 por ciento (para los que no se despegan de la silla por más de 11 horas diarias)[2].
Colabora con la sustentabilidad. La gran superficie de vegetación expuesta –ya se trate de un parque, una cubierta, un muro verde o un jardín vertical– actúa como un filtro frente a la contaminación atmosférica: fija las partículas en suspensión del entorno urbano y absorbe CO2, uno de los principales gases responsables del ‘efecto invernadero’. Además ayuda a disminuir el efecto ‘isla de calor’ en el entorno urbano a través de la evaporación y la transpiración de las plantas.
Brindar la opción de trabajar en espacios al aire libre mejora el bienestar y amplía el ecosistema laboral para que cada uno pueda elegir el mejor lugar para realizar sus tareas. Una organización que promueve la salud, el bienestar y la sustentabilidad a través del diseño de ambientes innovadores y amigables con el medio ambiente puede ayudar a restablecer un sentido de comunidad y confianza para las personas que han trabajado aisladas desde casa durante meses.
Referencias:
CLAYTON, R. (2018): “Why Should Every Office Have an Outdoor Space?”.
LABONTÉ-LEMOYNE, E. et al. (2014):”The delayed effect of treadmill desk usage on recall and attention“.
STEELCASE (2020): “Taking the Office Outside”.
Going outside—even in the cold—improves memory, attention
[1] https://news.umich.edu/going-outsideeven-in-the-coldimproves-memory-attention/
[2] LABONTÉ-LEMOYNE, E. et al.(2014):”The delayed effect of treadmill desk usage on recall and attention“.